Para los revolucionarios es una obligación -por principios- encarar los peligros que podrían surgir por intentar
desenmascarar o revelar los planes de la burguesía y de sus agrupaciones o logias criminales y terroristas que se esconden
como ratas detrás una religión y de una supuesta defensa a una causa “nacional”.
Las organizaciones sionistas, o mejor dicho, los grupos Sio-Nazistas son una de ellas. Todos los revolucionarios,
quienes decimos luchar por defender la causa de la humanidad, y planteamos que el único camino para su reivindicación no es
otro que el socialismo, estamos expuestos a las acciones desesperadas y criminales de las clases dominantes. Nuestras ideas
y verdades, el arma de la denuncia por sus crímenes contra los pueblos árabes palestino y libanes, y sus constantes injerencias
en el mundo, les generan pavor insoportable. El desprestigio, incluso, hasta la muerte del denunciante son sus accionares
comunes. En la historia así se ha demostrado. Muchos serios historiadores árabes, europeos, norteamericanos, incluso, hasta
europeos de religión judía han sido víctimas de toda calamidad y clases de atentados e infamias por las organizaciones del
sionismo internacional. La muerte (el mejor aliado de la burguesía) les ha alcanzado a varios quienes hemos demostrado sus
falsedades y mitos, y hemos denunciados los crímenes de los Sio-Nazistas en palestina y en el mundo. Pero las ideas y las
causas justas no la callarán nunca ni el crimen ni la infamia.
Quizás el mayor logro alcanzado por estos criminales ha sido el haber enajenado y manipulado a un gran numero
de personas (a casi todo el pueblo de religión judía) en contra de ellos mismos, y enfrentarlos a toda la humanidad. Un mito,
una historia borrada, y sus aliados nazis dieron vida a este cáncer que amenaza al mundo. ¡Divides, segregas y reinarás! es
la mayor y más eficaz consigna de la burguesía sionista.
El sionismo es, sin duda, el actual y mayor exponente del racismo en el mundo (-reconocidos como tal por
Naciones Unidas, ONU, en 1975, bajo la resolución N° 3379, que equiparaba al sionismo con el racismo-). De víctimas, en el
siglo pasado, han convertido a los pueblos de religión judía en los victimarios de los pueblos árabes y latinoamericanos;
en cómplices del Estado criminal de Israel cuando masacra a los palestinos y libaneses; cuando entrenan y arman a los paramilitares
y al ejercito colombianos para amedrentar a su propio pueblo y provocar enfrentamientos bélicos en la región. La decadencia
de esa sociedad no tiene limites de fondo, aunque no todos son iguales.
Somos los Goy o Goyim (calificativo en hebreo: cerdo o cerdos), o más sutilmente “los Gentiles”
frente al supuesto “pueblo elegido”. Estos despectivos términos son utilizados por los sionistas para distinguirnos
y presentarnos inferiores frente a ellos. Los Nazis, en el siglo pasado, enajenaron y manipularon al pueblo alemán con la
supuesta “supremacía Aria” que intentaba fundamentar justificaciones en la genética para distinguirlos del resto
de la humanidad. Pero fracasaron al no poder demostrarlo. Está demostrado científicamente que todos somos parte de una misma
raza. Pero los Sio-Nazistas fueron mucho más hábiles que sus aliados Nazis. Recurrieron a la religión y allí no existe ciencia
que valga para demostrar lo contrario. Son los judíos el pueblo elegido por un extraño Dios segregacionista, y el resto los
Goy, los desamparados.
El cáncer del sionismo deberá ser extirpado por la humanidad, y especialmente por el mismo pueblo de religión
judía, de lo contrario su metástasis acabará con la humanidad.
Historias contrapuestas.
Muchos conocemos del Karma que ha venido arrastrando desde 1948 el pueblo de la histórica Palestina. hoy
se cumplen 60 años de indolencia, terrorismo y masacres continuadas contra un pueblo que se resiste a morir. También, mucho
se nos ha contado y mentido sobre la historia del supuesto éxodo judío y su diseminación por el mundo. Pero pocos conoces
la verdad y las razones de fondo que se oculta detrás de los disfraces religiosos.
En base a la biblia y las historias escritas por excelentes novelistas de varias épocas, se pretende justificar
lo injustificable. Un supuesto “derecho divino” por el cual Dios le otorga la propiedad de una supuesta tierra
prometida a un supuesto pueblo elegido. Que luego ese pueblo superior se ha visto obligado a emigrar para pagar sus pecados.
Y que en 1948, salvo de pecados, llegaba la hora de la reconstitución de Israel.
Si hablar de emigración es el tema, entonces, diríamos con bases firmes que, no ha existido hasta el momento
un pueblo o sociedad que no haya emigrado en toda la historia. En varios periodos de la historia muchas comunidades, incluso,
las más arraigadas se han visto obligadas a abandonar sus tierras por varios motivos. Los palestinos, quienes son descendientes
del pueblo sedentario cananeo y de los filisteos, incluso desde antes de la llegada del primer hebreo sobre esas tierras,
desde 1948 se han visto obligados a abandonar sus tierras so peligro de encontrar la muerte.
Pero ésta, conocemos, no es la verdadera historia. La correcta yace oculta en los anales de la historia del
pueblo Jazar (o los Jazares) y su revelación rompería con los mitos fundacionales del Estado de Israel.
Fueron los Jazares y no los hebreos originarios de los pueblos semitas, los padres del sionismo y los responsables
de la colonización y la destrucción de Palestina. El mito del nexo histórico con esas tierras está roto.
Arthur Koestler, intelectual y escritor de origen anglo-magiar, que vivió y trabajó en Palestina antes de
la decisión tomada en 1947 por la ONU, escribió en 1976 un libro titulado «La decimotercera tribu », donde se relata la historia
de sus ancestros jazares. Veamos juntos algunas líneas de esta importante obra :
« El país de los jazares, pueblo de etnia turca, ocupaba una posición estratégica entre el Caspio y el Mar
Negro en las grandes vías de paso donde se enfrentaron las grandes potencias orientales de la época» (pg. 14).
« Algunos años después, sin duda hacia el año 740, el rey, su corte y la clase militar dirigente se convirtieron
al judaísmo, la religión oficial de los jazares » (pg. 15).
« En todo caso, si bien las fuentes difieren en algunos detalles, los grandes hechos son indiscutibles. Lo
que, en cambio, se puede discutir es la suerte de los jazares judíos tras la destrucción de su reino en el siglo XII o XIII.
Las fuentes son muy escuetas a este respecto. Sin embargo, mencionan varios establecimientos de jazares a finales de la Edad
Media en Crimea, en Ucrania, en Hungría, en Polonia y en Lituania. De las informaciones complementarias surge un cuadro de
conjunto, el de una migración de tribus y de grupos jazares en las tierras de Europa oriental– sobre todo Rusia y Polonia
–precisamente donde en el alba de los tiempos se encontrarán las mayores concentraciones de judíos. De ahí la hipótesis
formulada por varios historiadores según la cual una buena parte, si no la mayoría, de los judíos de Europa oriental –
y, en consecuencia, judíos de todo el mundo – serían de origen jazar y no semítico » (pg. 16).
« Esto querría decir que los ancestros de estos judíos no venían de las orillas del Jordán sino de las llanuras
del Volga; no de Canaan, sino del Cáucaso, donde se ha visto la cuna de la raza aria; estarían emparentados genéticamente
con los hunos, los yugures, los magiares antes que con la simiente de Abraham, Isaac o de Jacob. De ser esto así, la palabra
« antisemitismo » no tendría sentido alguno, sería testimonio de un malentendido compartido igualmente por los verdugos y
las víctimas. A medida que emerge lentamente de pasado, la aventura del Imperio jazar empieza a parecer una farsa, la más
cruel que haya perpetrado la historia » (pg.18).
Hoy nos encontramos, por un lado, con un pueblo engañado y enajenado que defiende un mito, y por él se hace
cómplice de un holocausto contra su hermano, y por otro lado, a un pueblo que resiste a la miseria y a la muerte, que escribirá
con tinta de sangre su historia y su victoria.
Hitler Y Teodoro Herzl, dos hermanos y un mismo sueño.
Hitler fue el fruto de una burguesía alemana hostigada por el humillante Tratado de Versalles. El nazismo
fue el movimiento político de la burguesía y la pequeña burguesía alemana que existía mucho antes de Hitler, y quienes vislumbraron
en la defensa a ultranza de un extraño “nacionalismo” (chovinista) y en la falsa idea de la “pureza racial”
las banderas que les permitirían hacer frente a los capitales transnacionales que los sometían y les negaban su naturaleza
de semejantes; y hacer frente, también, a las lucha de clases intestinas que se desarrollaban dentro de la Alemania (post
primera Guerra Mundial) entre las burguesía (productiva V& financiera) y la pequeña burguesía cada vez mas arruinada.
Teodoro Herzl, así como sus hijos ideológicos David Ben Gurión, Golda Meir, Shimon Peres, Isaac Rabin, Sharon
y Ehud Olmert etc., son los frutos de la burguesía financiera alemana y europea hostigada por la misma burguesía y la pequeña
burguesía también alemana (lucha de clases). El sionismo fue y sigue siendo el movimiento político de una parte de la burguesía
europea, que existía mucho antes de Teodoro Herzl, y quienes vislumbraron en la religión judía y en defensa a ultranza de
un extraño “nacionalismo” (nacido de una religión, que exigía la fundación de un nuevo Estado en Palestina solo
para judíos y que llamarían Israel) las banderas que les permitirían hacer frente a los capitales alemanes y transnacionales
que los sometían y les negaban su naturaleza de iguales.
Hitler no persiguió a los sionistas. Aunque fue traicionado por estos últimos. Ha sido revelado por varios
historiadores de la segunda guerra mundial la alianza Nazi-Sionista en contra de la izquierda europea; la unión de fuerzas
para acabar con aquellos alemanes de religión judía, quienes se oponían al sionismo y al nazismo; a sus pretensiones segregacionistas,
y apostaban por la asimilación y el comunismo. Los prestamos monetarios que los sionistas hicieran al régimen fascista de
la Alemania nazis en sus inicios también fueron otras de las grandes revelaciones que siempre han intentado ocultar.
La lucha de clases intestina que se desarrollo en la Europa de la depresión (post primera guerra mundial)
logró su mayor hazaña al encubrirse en las religiones (en el anticristianismo judío y el antisemitismo cristiano). El nazismo
y el sionismo fueron como aquellos hermanos gemelos de una novela desquiciada, que se enfrentaron entre sí por una maldita
herencia que el egoísmo no les permitió dividir.
Los capitales de una parte de las burguesías alemana y británica quienes se agrupaban en la religión judía
necesitaban una tierra en donde poder consolidar sus ideas y planes de dominio. Destruido el Nazismo, el decadente imperio
británico junto al incipiente imperio norteamericano requerían pagar sus deudas y compromisos adquiridos, en los tiempos de
guerra, por los prestamos a los capitales sionistas. Dos aliados naturales coincidieron. No bastaba los millones de muertos
que había dejado la segunda guerra mundial. Ahora, los pueblos árabes deberían pagar su cuota de sangre.
Una amenaza extemporánea.
El vice ministro de Defensa israelí, Matan Vilnai, amenazó a los “Goy” con un Holocausto en la
Franja de Gaza, en radio del ejercito israelí, febrero 28, 2008, y dijo: "Si el fuego de los Qassam se intensifica y los
cohetes alcanzan una gama mayor, ellos (los palestinos) traerán sobre si mismos un Holocausto más grande, porque utilizaremos
todo nuestro poder para defendernos". Pero en realidad, el holocausto palestino es un hecho desde 1948 cuando se da inicio
a la invasión y la destrucción de palestina. Su poder bélico ha sido una constante utilizada contra los palestinos.
Para los sionazistas de Israel (responsables de más de 5 millones de desplazados y refugiados palestinos)
son terroristas los pueblos quienes se resisten a ser expulsados de sus tierras y a ser confiscados de sus riquezas por los
grandes capitales. Pero cuando los pueblos reaccionan y les dan de probar un poco de su mismo terror, entonces no valen los
justificativos.
Gilad Atzmon, escritor y activista de origen judío (–hoy auto considerado como un ex judío-) nacido
en Israel y auto exiliado en Londres, en donde defiende la causa de la liberación del pueblo palestino, en su ultimo discurso
pronunciado el 1 de marzo de 2008 en Hampshire (Reino Unido), dijo lo siguiente: “A pesar de que los hechos se desarrollan
ante nuestros ojos; a pesar del hambre en Gaza; a pesar de que un alto funcionario israelí admite las inclinaciones genocidas
contra los palestinos; a pesar de la intensificación de las matanzas, todavía nos asusta admitir que Gaza es un campo de concentración
y que está a punto de convertirse en un campo de la muerte. Por alguna extraña razón, muchos de nosotros aún no han aceptado
que en lo tocante al mal, Israel es el campeón mundial de la inclemencia y la venganza”.
El holocausto del pueblo palestino es fruto del peor enemigo que enfrenta la humanidad: el sionismo, o mejor
dicho, el sionazismo (que es parte vital del imperialismo norteamericano), pero también es producto de la omisión cómplice
de la Comunidad Internacional.